- "Tranquilo, cuando una puerta se cierra otra se abre", le intentó consolar Carlos Sobera poco después de que la pretendienta lo rechazara por sacarla de quicio
- "Lo que le ha fastidiado es que le haya dicho de poner bote para pagar la cuenta, pero he sido un caballero ayudándole a componer la ensalada y hasta le he cedido el currusco", declaró el pamplonica al término del concurso
Lo intentó pero no pudo ser. Javier Rodríguez Rodríguez, cerrajero de 36 años y natural de Pamplona, irrumpió ayer en el plató del programa de televisión First Dates en busca de un amor que llamara a su puerta, pero como tantas otras veces, el amor le dio con la puerta en las narices. El navarro fue conducido por el presentador Carlos Sobera a la barra del bar, donde se apoltronó rápidamente para pedir un pintxo al camarero. "¿Cómo que no tienes? Qué pachana pariente, pues ponme un zurito", le solicitó al argentino Matías, que dubitativo vio salvada la situación con la entrada de Sara, la cita del pamplonés, en escena. "¡Aúpa! ¿Qué tal o qué? ¿Qué quieres privar? Pídete un pote que te invito a un cacharro", se presentó a trompicones el iruindarra, atenazado por los nervios.
50 primeras citas
La conversación desde entonces se tornó en un monólogo de Sara, valenciana de 31 años que justo antes de sentarse a cenar, se interesó por la experiencia amorosa del navarro. "Sí, no tienes mala. Habré quedado para tomar café con unas 50 chicas, pero nunca he pasado de ahí. Sólo he tenido pareja jugando al mus", respondió el PTV ante la mirada atónita de su compañera de mesa. "Hombre, pero algún ligue habrás tenido en tu vida, ¿no? ¿Eres virgen?", insistió la de Valencia. "¡No sin ser! Tú no sabes de dónde vengo. Lo único que he conseguido en todo este tiempo es que una chica, en fiestas de Lodosa, me diera un piquillo", proclamó el conquistador, orgulloso de su hazaña, para confesar a continuación que "en el instituto me gustaba de una torda, pero no le pedí de salir porque me daba lacha".
"¿Cómo que qué es un katxi de pitilingorri? ¡Pues un pozal!"
Durante el convite, la única frase que soltó Javier fue para preguntar por la comida: "¿la ración viene con copete? No me quiero quedar de hambre, pero soy muy laminero y si me empapuzo y me pongo fiemo luego no llego al postre, porque me entra la modorra y me sobo", reveló ante las miradas estupefactas de Sara y Lidia, la camarera de sala. Al final, ya con la boca seca, la valenciana le espetó un "tú no eres muy hablador, ¿verdad?" que descolocó al navarro, pero que le dió confianza para contestar "aiba, pues soy el más charrador de mi cuadrilla" y no parar de rajar sobre Osasuna, el monte y San Fermín hasta el final de la velada. "Sara, ¿tendrías una segunda cita con Javier?", interrogó por fin la realizadora de Cuatro a la moza, que dejó entrever que no quería rollo: "¿Yo? ¿Con este cansalmas? ¡Ni loca!".
Azaña fue un político; lógicamente, se escribe con mayúscula. Los que ya tenemos unos años leíamos unos tebeos que se llamaban "Hazañas bélicas" cuando éramos pequeños.
ResponderEliminarEstas cosicas sí que nos dan lacha, ¡muchas gracias por avisarnos!
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