2017/02/10

  • La serie narra el enfrentamiento ideológico entre dos cárteles del pacharán casero de los años 80, que luchan por imponer su criterio sobre la receta perfecta
  • Estuvimos a punto de llamarla 'Parcos', ya que todos los diálogos de la primera temporada caben en 300 palabras", han declarado los guionistas de la ficción estadounidense
Cabecera de la nueva serie de televisión americana, grabada desde lo alto de San Cristóbal

La empresa de entretenimiento Netflix, productora también de varias teleseries de éxito como "House of Cards" y "Orange Is the New Black", acaba de publicar en su plataforma de streaming "Tercos", el remake foral de su drama criminal "Narcos". La trama, según puede leerse en su página web, se aleja del tráfico de drogas y de los escenarios colombianos para centrarse en la destilación clandestina de patxaran en el viejo Reyno. "La historia se basa en hechos reales y cuenta la batalla entre dos cuadrillas endrinistas con visiones radicalmente distintas de la producción del licor navarro. Pacharán muchas cosas esta temporada, os lo aseguro", ha adelantado Usua Zoco, una de las protagonistas de la serie.

No buscan el billetico, pero sí la perra gorda

En el tráiler de presentación puede verse a uno de los hermanos Otxoa (perteneciente a la cuadrilla de Medellín, llamada así por su afición a macerar los arañones con granos de café de Colombia) dirigiéndose a su patrón, San Francisco Javier, en un momento de debilidad mental y a punto de degustar el anisado rival del cártel de Cali: "dígame la verdad paisa, ¿vos cuál patxaran prefiere, nuestro espirituoso aromatizado con manzanilla y orujo, bien verraco, o esta gonorrea de posos malparida por esos pendejos hijueputas?". La cata se ve interrumpida por la irrupción en escena de la amatxu, Francisquica Otxoa (alias la Quica), que logra evitar in extremis que el parce se lleve el licor a la boca: "¡no coma mierda m'ijo! ¿Ya le han vuelto loca la cabeza con ese poison?".

De Pablo Escobar a Pablo Estremar

Si el cártel de Medellín representa la facción más innovadora de los productores de la Comunidad, el cártel de Calimocho (o de Cali, en modo abreviado) reivindica la elaboración más purista y tradicional del elixir navarro de toda la vida. No concibe otra fórmula que la fijada por el Consejo Regulador y tacha de postureo o sacrilegio cualquier otro aditivo o adulteración de la receta original. "Primero botaron el gintonic de Larios, man. Luego vinieron los kalimotxos deluxe y ahorita esto. Dicen que lo hacen con endrinas verdes para darle un toquecito ácido no más, y que hasta le echan canela en rama. Tenemos que quebrarlos compadre", murmura un conservacionista a otro mientras comen, ya al final del tráiler. "¿Sí o qué? Tranquilo hermano, les convertiremos pues. Pero dígame usted que prefiere de segundo, ¿pata o lomo?".

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